domingo, 9 de junio de 2024

La posesión de la historia


 En el año 1993 Julián Marías dirigió un curso, organizado por FUNDES titulado "Un programa para España". Una de sus intervenciones trató sobre "La posesión de la historia". Un asistente a la misma nos ha dejado sus apuntes. Seguidamente los reproducimos:


                 La posesión de la historia

La memoria es la condición indispensable para que la imaginación alcance su plenitud. Sin memoria no se puede imaginar. Los pueblos primitivos imaginan para pocos días, no tienen apenas memoria.


Los proyectos son los que condicionan la memoria: el futuro es el que hace estudiar determinados aspectos de la realidad. La sociedad es inseparable de la historia. El estructuralismo fracasó por su desconocimiento de la dimensión histórica de la sociedad.

El hombre individual vive dentro de la sociedad, que es un grupo humano con un repertorio de vigencias que le hacen tener coherencia como realidad colectiva. Según el grado de saturación de las vigencias sociales tienen las sociedades mayor o menor realidad.

Hay diversas formas de inserción del hombre en la sociedad: en primer lugar como miembro de una región, en segundo término como perteneciente a una nación. En nuestro caso hay un tercer término: Europa. Incluso otro mayor todavía: Occidente.

El mundo en que vivimos no se puede decir que es uno, solo se puede decir que está presente, pero no es un mundo, no existen vigencias comunes que afecta a la totalidad de los hombres. La vigencia común es lo que permita que una realidad social se puede considerar un mundo, por ejemplo en mundo hispánico, que sí es un mundo, pues existen vigencias comunes.

Nosotros estamos en España, que es la primera nación moderna, los españoles pertenecen a una sociedad saturada, que además tuvo la osadía de crear muy pronto una supernación a ambos lados del Atlántico, también la primera vez que esto sucedía. Esa creación histórica formó una unidad social plena de vigencias.

En cuanto a la posesión de esa realidad antes señalada, de la historia española, es una situación delicada, común a casi todos los países. El pasado se desconoce cada vez más, y por tanto la desorientación es cada vez mayor. La ignorancia de la historia española es muchas veces consecuencia del desdén de lo propio. Casi siempre tienen que venir algunos historiadores de fuera para iluminar y dar valor a la historia de España, como en el caso de Elliott con el Conde-Duque de Olivares.

Se da por supuesta la decadencia española, pero nadie sabe cuando empezó. En lo que todos están de acuerdo es que nunca acabó. Las falsificaciones de la historia son posibles por la ignorancia general. Los nacionalismos regionales contribuyen a la confusión creando una "historia ficción". 

A España se le considera por los mendaces del pasado como un país violento, cuando la realidad es la contraria, es uno de los países menos violentos del mundo, por tener un proyecto coherente desde el principio de su realidad histórica. Pero tiene una violencia reciente, y sobre todo se habla mucho de ella, que se traslada a toda su historia de manera falsaria.

España tiene una tendencia a la continuidad por la coherencia de su proyecto histórico: el romance, la escolástica, los estilos artísticos. Por eso Menéndez Pidal hablaba de la historia de España como lugar donde aparece el pasado otra vez vivo, como cuando se hizo una catedral gótica en el siglo XVI: Segovia.

Los libros de historia de España dejan mucho que desear, antes se escribía libros amenos, divertidos sobre la historia de España, que atraían al lector; hoy no hay equivalente. Sería una buena obra escribir un libro para los alumnos de bachiller que fuera divertido y ameno sobre la historia de España.

Esta situación de precariedad histórica afecta a la política. Se echa de menos una presencia suficiente de la historia de España en el día a día de la política española. Un ejemplo clarificador es la muy escasa participación de la América española en la vida pública, pero es que España sin América es ininteligible.

En los demás países europeos ocurre  algo similar. La ignorancia respecto del resto es aterradora. Esto impide conocer y proyectar como español y también como europeo. Los libros de historia de nuestra época están llenos de datos, pero tienen poca narración, así es imposible conocer las formas de vida de cada país y el drama personal de sus habitantes. El politicismo contribuye a la ignorancia general.

Menéndez Pidal es el historiador que más ha contribuido a esclarecer la historia de España:

España se forma a partir del sustrato hispanorromano, este se continúa con los visigodos adoptando su forma de vida. La presencia de los musulmanes hace surgir el ideal de la "España perdida". Ese proyecto de recuperación dela "España perdida" consigue evitar las luchas fratricidas que ensombrecieron la Europa de la Edad Media y el Renacimiento. Esa Europa que respiró cuando los Reyes Católicos recuperaron Granada.

España proyecta el impulso de la reconquista española en América. El resultado es una comunidad hispánica de naciones, a la cual pertenecemos y sin la cual no somos lo que realmente nos pertenece. La incorporación es el método más fecundo de creación de sociedades eficaces en la historia. Consiste en la creación de una sociedad superior que abarca a las anteriores pero conservando su personalidad. es lo contraria a la absorción de un país por otro quitándole toda su personalidad, como en el caso de la Alemania de Hitler con Austria.

Castilla no castellanizó a los españoles, sino es quien hizo posible las sucesivas incorporaciones para constituir España. Castilla se hizo España. Lo mismo ocurrió con América, Castilla constituyo la supernación a ambos lados el Atlántico, pero como parte de España, por eso no se llamó nunca Castillamérica, sino Hispanoamérica.

Los errores de España son consecuencia de las desviaciones del proyecto español. Uno de ellos fue la expulsión de los judíos, por un principio de modernidad: el unitarismo. La subordinación de los intereses de España a otros superiores religiosos es constante, como mostró el Conde-Duque de Olivares en su "Nicandro". En la historia de España hay una actitud permanente de "quijotismo", de hacer lo que no tiene cuenta, ni es agradecido. Es de esperar que lo siga haciendo.

La leyenda negra antiespañola es la descalificación de un país, con razón o sin ella en toda su historia y su futuro. Solo ha habido dos casos en la historia: España en el siglo XVI y los Estados Unidos en el siglo XX. Para que se produzca el fenómeno de la leyenda negra es necesario que se den tres condiciones: primero que se tropiece con el país en todas partes, la segunda la envidia de su grandeza y la tercera que haya una organización que lo apoye.

La reacción frente a la leyenda negra antiespañola fue de dos tipos: primero de indignación y rechazo, segundo de retracción y repliegue. Es lo que Ortega señaló como la "tibetanización de España". Pero la retracción de Europa fue un error.España no debió aceptar las críticas, debió luchar por afirmarse y reconocer los errores, si los hubo, pero no aislarse del mundo por las "locuras de Europa". Hay que tener sentido crítico, y saber distinguir lo bueno de lo malo, además de la obligación de defender las posiciones si son valiosas, no retraerse ante las calumnias.

El siglo XVIII fue la gran oportunidad que tuvo España de rehacerse, pero con la Revolución francesa, Napoleón y Fernando VII, se perdió esa posibilidad y empezó la discordia y el enfrentamiento entre españoles. Esa tensión llevó al desprestigio de lo español y, como consecuencia, a la separación de América. Esta situación refluyó sobre el conjunto de la historia de España, y se pensó en una violencia congénita social. Ante este temor se renunció a los cambios políticos, con el resultado de épocas de marasmo, como ocurrió después de la guerra civil de 1936.

Sin embargo el proyecto de España es permanente, a pesar de todo: el proyecto de tratar al hombre como persona, como se hizo en América. Por eso ha sido posible el mestizaje. Otro hecho que muestra esa visión personal de la vida española es la constante preocupación por España a lo largo de su historia, casi único entre los países civilizados, salvo excepciones.

Todo esto es fruto del carácter personalizado de la sociedad española. Es la preocupación por lo mejor, lo bueno y lo malo de la sociedad. Es la visión humanizada de una realidad colectiva, que es lo que salva, en último momento su continuidad histórica. Pero esto requiere el conocimiento de nuestro pasado, pues sin él es imposible buscar referencias de comportamiento orientadoras. Es el futuro lo que nos jugamos si desconocemos nuestra historia.

Artículo de Julián Marías en el periódico ABC del 27 - 5 - 1993 reclamando la atención de los responsables políticos sobre los contenidos de este curso:



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