jueves, 3 de agosto de 2023

Brasil y lo español

 Gilberto de Mello Kujawski, el brasileño que mejor conocía el pensamiento de Ortega y Marías de todo el mundo hispánico, escribió un artículo en el número 8 de la revista Cuenta y Razón. Por su interés lo muestro seguidamente:


                  Brasil y lo español


Una entrevista realizada recientemente a uno de los más prolíficos historiadores brasileños, José Honorio Rodrigues, causó perplejidad general, al declarar éste:

«Brasil es un país que no tiene nada que ver con América Latina. Recuerdo que una vez, conversando con Anísio Teixeira, me dijo: Bolivia se parece tanto Brasil como a Vietnam.' En América Latina, el país más parecido a Brasil es Cuba. Datos estadísticos obtenidos por historiadores norteamericanos demuestran que el 60 por 100 de los esclavos negros fueron a Brasil, siguiéndole Cuba y los Estados Unidos. Cuba se asemeja mucho a Brasil, al menos en el aspecto étnico.>>

Opinaba además:

«Creo que Brasil tiene pocos puntos en común con América Latina; estamos más cerca de África; incluso hasta nuestros indígenas son diferentes de los de los países hispanoamericanos. La verdad es que somos distintos desde el principio, como una proyección de las diferencias que existían entre España y Portugal» (La Historia Vivida, III).

Con todo el respeto que nos merece la autoridad del ilustre investigador, resulta difícil aceptar su tesis. En primer lugar, el criterio étnico - predominio del elemento negro - no es decisivo para asemejar a Brasil con Cuba ni para separarlo de América Latina. En la ciudad de San Pablo, con sus doce millones de habitantes, el mayor polo de migración interna de Brasil, vive mayor número de nordestinos que en cualquier ciudad del nordeste brasileño, y aunque el fenómeno ha persistido durante más de una generación, no por ello la ciudad de San Pablo ha perdido sus características paulistas ni se ha transformado en una ciudad nordestina. El elemento étnico por sí solo, como es bien sabido, no es un factor decisivo. En segundo lugar, la exagerada expresión retórica «no tiene nada que ver>> despierta sospechas, sospechas de que estamos frente al así llamado, y, por cierto, muy frecuente, «pensamiento desiderativo». Honorio Rodrigues es uno de los intelectuales que no reconocen los lazos comunes entre Brasil la y América Hispana, porque pretenden asociar a Brasil con el futuro de los países africanos... De ahí la solución de continuidad, el corte brusco con sus vecinos intracontinentales. Se trata del predominio del debe ser sobre el es. Como se cree que la mejor política exterior de Brasil debe circular alrededor del continente africano, Brasil tiene que deshacerse como por arte de magia del complejo hispano para trasladarse al complejo africano. Actitud marcada por una ideología extremadamente peligrosa cuyo siguiente paso será, sin duda, cortar las amarras de Brasil con el propio Occidente. Ahora bien: Brasil no puede renunciar sin más a la comunidad hispana y a la tradición occidental para adoptar una seudo identidad africana. La historia, salvo en sus fases decadentes, no es un baile de máscaras.