viernes, 14 de junio de 2024

La posesión de la herencia: la memoria histórica

Julián Marías realizó un curso en el Instituto de España, durante los años (1990-91), titulado:
"España vista en algunos españoles". Un asistente al curso nos ha facilitado los apuntes de su última conferencia. Por su interés, la muestro seguidamente:


 

La posesión de la herencia: la memoria histórica


Julián Marías se ha propuesto aumentar la realidad. No se trata de saber más cosas, sino de enterarse, que es lo mismo que integrarse. La realidad de las personas es muy inferior de lo que debería ser. No tomamos posesión de la totalidad de nuestra herencia, cosa que ocurre en casi todos los países. En otras épocas se poseían muy pocas cosas, pero se conocía el pasado y el patrimonio acumulado a lo largo de los siglos.


Para manejar la realidad hay que partir de la circunstancia inmediata, de lo español, para posteriormente llegar a lo general. España aparece como una renuncia, solo se poseen ciertos fragmentos, y estos son apenas conocidos. Este no partir de la realidad histórica propia para orientarse en la vida, puede llevar a una decadencia, que amenaza a muchos otros países. Decadencia que puede ser muy larga, pues va matando poco a poco los resortes de la vida y capacidad de reacción de las personas, Hay que estar despierto y vigilante para no caer.

No se puede conocer todo nuestro patrimonio acumulado, pero sí se debe poseer lo más representativo. Es como el pintor que con unas cuantas pinceladas hace entrar en cualquier realidad con una gran maestría. En las conferencias de este curso hay unos cuantos autores representativos, de los cuales se puede entresacar la trayectoria general de la vida española durante los siglos como lo haría un pintor con sus pinceladas.

Los autores no son siempre los mejores, pero sí son los más representativos. es como un mapa de una nación, en el que se representan los accidentes más significados para representar la inmensa riqueza que supone la realidad de la nación tal como es. Lo visto remite a lo no visto, a la totalidad.

Hoy hay una tendencia a tener en cuenta una parte de la realidad, como ocurre con los escritores, que no se tiene en cuenta el conjunto de su obra, sino solo los últimos escritos. Esto  le ocurrió al escritor Juan Valera y desdibujó mucho su obra, que no se estudió completa hasta mucho después de su muerte.

Con los autores de este curso se va dibujando la realidad española en su conjunto. Esto contrasta claramente con la indigencia en la que vive la mayor parte de la gente. Da la impresión de que se vive sin ideas. O con ideas prestadas sin ninguna base personal. En muchos casos los campesinos viven con  certezas de mucho mayor peso y evidencia, que les salva.

Las personas de hoy en día se orienta con una milésima parte de lo  que deberían saber. A veces hay información amplia y acceso al conocimiento, pero falta coherencia vital para orientarse. Para hacerlo hace falta un sistema vital. Hay personas que saben reaccionar ante las cosas nuevas que se les presentan y otras no lo hacen. Las que pueden reaccionar de manera positiva son las que tienen mayor coherencia vital.

También hay que tener en cuenta las deformaciones de la visión histórica de la realidad española. En el pasado esta deformaciones eran de carácter político. Hoy vienen del provincianismo, del afán de poder, de la vanidad, de la falta de respeto a la verdad, que es lo único que nos puede hacer libres. Pero la libertad no es tan fácil, pues hace falta usarla y poder hacerlo, tener derecho a realizarla.

Todo lo anterior nos lleva a la necesidad de la memoria histórica, imprescindible para la memoria personal. Memoria que es fundamental para conocer el patrimonio acumulado a lo largo de los siglos. La tendencia a aprender las cosas de memoria tampoco sobra para poseer el pasado, aunque no es suficiente.

Cuando Julián Marías llegó a los estados Unidos, en los años cincuenta, se sabía su propia historia mucho mejor que nosotros la de cada país europeo. Hoy ya no es así. En Europa la situación es penosa. Gran Bretaña era la cabeza de un imperio; apenas se habla ahora de ello. La totalidad del Imperio británico reaccionó admirablemente en la 2ª Guerra Mundial, a pesar de las críticas sobre la fragilidad del mismo. Luego, cuando no hubo peligro, renunciaron los británicos a su imperio, a cambio de la Seguridad Social. Desde 1946, con Atlee, los ingleses, que habían arriesgado su existencia frente a los continentales, renuncian a una vida de aventura histórica a cambio de la Seguridad Social. Perdieron su nivel y no se han recuperado.

En Alemania se ha renunciado al riesgo histórico ante la vergüenza del pasado. Pero renunciando a la totalidad del pasado sin ninguna justificación. En Francia, país que ha tenido una gran memoria histórica, sobre todo por su rica literatura, renunció a su pasado y lo abandonó, abrazando el marxismo, mala cosa, desde los años sesenta. A la mayoría de los países les pasa lo mismo, renuncian a su pasado.

Nuestra época se caracteriza por la pérdida de la conciencia histórica, curiosamente se ha hecho al poco tiempo de la posesión de la ciencia histórica en toda su plenitud. Fenómeno interesante, sobre el que hay que meditar.

En España se mantuvo la continuidad de los prestigios intelectuales y la estimación por lo valioso de la cultura a pesar de la guerra civil, sin embargo, a partir de 1956 se empezó a desacreditar lo que se había hecho en España desde 1940, en nombre de lo que se estaba haciendo en ese momento. Había grupos que se atribuían la representación de ese espíritu innovador de después de la guerra civil, pero abandonando la veracidad. Estos grupos, en el fondo, no consiguieron su propósito. Son personas que han demostrado su falta de fecundidad. No se puede vivir de ellos, pero lo peor de todo es que disuadieron de leer a los mejores intelectuales de España, lo que produjo un gran daño.

La posesión de la herencia española es decisiva. Es una herencia asombrosa, incluso en las épocas más deslucidas y tristes. Si se tuviera esa memoria histórica española se podría empezar más allá de donde están los demás. El resto de los países está detrás. España podría ponerse a la cabeza del mundo si poseyera su historia. España debe estar en Europa y en Occidente, pero no del modo actual, que es una manera provinciana.

Entonces estaría España con una riqueza propia, que no pueden superar, los demás no quieren poseer. Hay que reconocer que no estamos en ese camino. Pero no hay que olvidar las posibilidades. Es posible lo que ha indicado anteriormente no es difícil. Hay que continuar las posibilidades que nuestra historia nos muestra. Hay que avanzar hacia el futuro.



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